Nao Victoria

En 1519, el explorador portugués Fernando de Magallanes y el vasco Juan Sebastián Elcano se encontraron en Sevilla, la ciudad que entonces manejaba el monopolio de las Indias. Le ofrecieron al rey Carlos I la culminación del proyecto que Cristóbal Colón, sin saberlo, no llegó a completar: llegar a Oriente por Occidente. Cruzar ahora el nuevo continente americano, pasar de océano a océano, y cerrar por fin la ruta.

La corona castellana financió la empresa, y partieron del puerto hispalense el 10 de agosto con una flota conocida como la Armada de la Especiería, entre cuyas naves se encontraba la Nao Victoria. Ésta fue bautizada así en tributo al hoy desaparecido Convento de Ntra. Sra. de la Victoria, por entonces sito en Triana y al que se encomendaban por costumbre aquéllos que desde Sevilla hacían la carrera de Indias. De hecho, Magallanes y ElCano incluso juraron lealtad al rey en aquel templo franciscano.

Aquella empresa logró la primera vuelta al mundo en barco, después de conseguir el paso entre mares por un estrecho situado en el extremo sur de Chile, y que en adelante llevaría el nombre de Fernando de Magallanes. No obstante, no regresó a puerto la armada completa, y ni siquiera el portugués lo hizo, debido a un duro enfrentamiento con la tribu Lapu-Lapu en las Filipinas. Fue ElCano, al mando de la Nao Victoria, quien fortuitamente se colgó la medalla de la primera vuelta al mundo en barco. Puerto de Sevilla, 8 de septiembre de 1522, Día de la Natividad de Santa María.

Obviamente, aquella mítica embarcación no existe hoy. Sí existen, eso sí, varias réplicas. La última de ellas es la que ha visitado Ayamonte (Huelva) en septiembre de 2020, a cuya partida rumbo a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) corresponden las fotografías que acompañan este artículo, y que tomé el día 22 mientras la nave bajaba el río Guadiana y se adentraba en el Atlántico. Esta embarcación fue construida en los astilleros de Punta Umbría (Huelva) de cara a la celebración del quinto centenario de aquella primera circunnavegación. Es un extensión del Museo Naval Torre del Oro, de Sevilla; una pieza que cobra vida para ir de puerto en puerto añadiendo valor a otra de las grandes hazañas castellanas en materia de ultramar.

Texto y fotografías: Antonio Maestre. Todos los derechos reservados. Artículo completo y fuentes de información sólo para socios.

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