La reforestación del Entorno Natural de Doñana
Muchas fueron las civilizaciones que fueron dejando sus huellas en Doñana, pero siempre fue la propia naturaleza la que se dibujaba con paisajes de dunas, lagunas y zonas verdes. El gran cambio producido por el hombre llegaría en 1953, de la mano del régimen franquista con la repoblación forestal que sufrió el por aquel entonces conocido como Coto de Doñana, y que posteriormente en 1969 fue nombrado como Parque Nacional de Doñana. Una medida que hacía peligrar todo el ecosistema del lugar ya que se trataba de una gran cantidad de plantones de eucalipto que ponía en riesgo los recursos hídricos subterráneos de la zona.
Cuando se delineó y se acordó el plan de reforestación, uno de los más importantes de la época en toda Europa, encargaron la semilla al probablemente mayor experto de la provincia sobre temas forestales, Don Manuel Martín Bolaños, que habría traído muestras de semillas de eucalipto australiano, de las que 3 lotes de dichas semillas fueron comprados por Gaspar de Lama, jefe regional de Andalucía Occidental en el Patrimonio Forestal del Estado, que ordenó la siembra de una red de arboretos de eucaliptos por las provincias de Huelva, Sevilla, Badajoz y Cáceres. Ni que decir, que gran parte de aquella “materia prima” destinada a la provincia de Huelva acabara en la zona limítrofe del entonces Coto de Doñana.
Con objeto de conocer sobre el terreno estos trabajos, el 18 de abril de 1953, el General Franco (Caudillo de España) aprovecha la visita a Sevilla para desplazarse hasta Doñana, acompañado por Gaspar de Lama. Se trataba de una superficie de 31.000 hectáreas sobre las que hasta entonces se habían plantado 10 millones de eucaliptos y 45 millones de pinos. El Patrimonio Forestal del Estado (conocido en el lugar como “Patrimonio”) ayudó a muchas familias de la zona y foráneas, ya que en estas labores trabajaron un millar de jornaleros venidos desde distintos lugares en busca de un futuro mejor. Se hospedaban junto a sus familias a lo largo de los 10 poblados (algunos extintos en la actualidad y otros ruinosos) distribuidos por la zona de Doñana, y que contaban en algunos casos con sus respectivas capillas y escuelas, lo que hacía presagiar que iban a estar un tiempo considerable.
Con el tiempo, estas plantaciones crecieron y fueron un recurso bastante importante, ya que de ellas se aprovechaba casi todo; su madera se usaba para hacer pasta de papel en la fábrica que se ubicaba junto a San Juan del Puerto perteneciente a la Empresa Nacional de Celulosa (ENCE). Y sus hojas se cocían en calderas para extraer esencias de eucalipto, algo que en la actualidad no se hace por ser más costoso el proceso de extracción que el valor del producto extraído.
Los poblados forestales
En la década de los 50 comienza la reforestación, y con ella la llegada de nuevas familias a la zona del Coto de Doñana, que traían consigo nuevas construcciones de ladrillos. Hasta aquel momento, la construcción tradicional fue la choza. De la decena de poblados, el más destacado fue el de Cabezudos, y el único que se mantiene con vida, el de Mazagón. También podemos citar La Mediana y El Abalario.
Texto: Mª Isabel Roldán y Matías Medina. Todos los derechos reservados. Artículo completo y fuentes de información sólo para socios.